En la actualidad, es común que las empresas consideren la adquisición y fusión de otras compañías como parte de sus estrategias de crecimiento y desarrollo. Sin embargo, estos procesos no siempre garantizan el éxito esperado.
En ocasiones, las expectativas de sinergias pueden ser exageradas o los riesgos inherentes a la adquisición pueden subestimarse, lo que puede llevar al fracaso del proyecto.
La principal causa de estos fracasos suele ser la falta de una planificación adecuada del proceso de compra y, sobre todo, de la integración de la empresa adquirida en la unidad de negocio existente, incluyendo el fondo de comercio.